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martes, 31 de enero de 2012

Adiós cielo, nubes al suelo.

Hace días que no tengo mucho que contar, hace días que mi musa no viene a verme, pero esta vez escribo por maldita inercia, porque en realidad necesito escupir que sigo siendo el mismo, que quiero cambiar y no puedo, que me come la fuerza que cada día camina conmigo, esa que no se despega, esa que no quiere darme las ilusiones que en realidad necesito.

Salgo a pasear, pero solo por dentro de mí, no encuentro el punto en el que meter el dedo para que salga el maldito aire. 


Soy fantasía escrita, no sé cuanto duraré, preso de sueños no cumplidos, a veces no dominados, esos que consiguen contar las vueltas que di sobre tu cama, las veces que mojé mi almohada.

¿Tienes? ¿Quieres? ¿Debes? ¿Me quieres? ¿Me tienes?
Escribir y olvidar, olvidar y volver a escribir, todo por no volver a caer en tu red, por no volver a volverme loco entre letras sin motivo ni razón, loco otra vez entre tus piernas por favor. 


No hay lugares donde pueda aprender a conseguir a tenerte, a conseguir tenerme, camino, sigo, intento, intuyo tus pasos. ¡No te pares! 

Al fin término de leer la que iba a ser mi nueva y soporífera entrada de blog, cierro ese viejo cuaderno y como no, miro el reloj, grito: ¿las siete?

Levanto la mirada y allí estoy, otra vez contemplando el cuadro, ese cuadro de tu espalda desnuda, ese que pinté con tanta ilusión mientras abrasabas tus labios frente a los míos. 

Seguías igual, esquivando la ventana, con tu pelo zaino que sigue llenando mi habitación, esa que aún huele a ti, ese aroma que aún guarda nuestra almohada, esa que sigue con el olor de tus pestañas. 

Desempaño una y otra vez mis ojos y sigo viendo borrosa tu mirada, tu canción ha dejado de sonar, ayer se rayó el vinilo de tanto rodar. No puedo dejar de quemar mis dedos en la guitarra, esa que no tiene cuerdas, pero suena, suena a ti, a tu despertar.

Necesito poder dejar de mirar, de mirarte. . .

Recurro a lo peor, a buscarte en el trago, ese tan amargo, soy un inocente, cruzo de nuevo entre tu verdad y mi lamento, y termino en el suelo, atropellado, borracho de nada y sin fuerzas para respirar. 

Los cuatro vientos vuelven a odiarme, a abandonarme. 

Llegó la noche, sigo en el suelo, nadie me levanta, tengo miedo a las tinieblas de mis ojos, mi vida está colgada de una decisión, de aquel cruce de caminos sin retorno. 

En este instante no necesito a nadie, me necesito a mí y en los momentos de flaqueza, sí, me siento solo; hace años se me echaban a suertes, pero ahora esa sensación ya no existe, prefiero mis sueños de ahora, los desteñidos de dulzura. 

Me miro en el espejo, me escupe la verdad, ahora estoy despierto y ya me doy cuenta de que no quiero saber nada, de que me voy a disfrazar de un tal Alberto, al fin y al cabo, es lo que mejor se hacer, tengo experiencia. Lo sé.

martes, 24 de enero de 2012

Alma de mujer.

Todo comenzó con aquel perdón en esa angosta y fría cama, en la noche más larga de lo que ya, trascurría de año.

Primero comenzaron a salir aquellas reglas absurdas, que decías marcar por el bien de los dos. Esas reglas hechas leyes que ni pies ni cabeza tenían y encima decías que todo ocurría así, por mi locura, esa que explicabas que siempre terminaba haciendo mi vida más amarga, mas indigesta.

Yo estaba en lo cierto, todo lo que tuvimos juntos se estaba evaporando, pero no podía ser de otra forma que con más gramos de por medio. Gramos de basura, también unos pocos de tu amargura ya presente en lo que llamabas mi locura, toda una vida por delante decías, todo unos valores por los que luchar, mas de mil millones de personas donde buscar tu "complemento" "im" perfecto gritabas (desde dentro) una y otra vez, pero nada, yo seguía firme a mis convicciones.

Me canse de decirte que te quería, que te necesitaba, que siempre quería nuestros fines de semana, que quería a nuestra intimidad, esa que solos creábamos, que echaría de menos esos buenos ratos de pensar, de arruinar el sofá de tanto vaguear, que iba a volver a querer mis sonrisas. . . pero parece ser que todo eso se termino.

Mi valentía no tenía su mejor semana, ni su mejor día y mi boca directamente termino por cerrarse y evadirse de la que en esos momentos era la peor realidad que jamás había presenciado. Mis ojos llenos de tristeza y a la vez llenos de malditos y pesados recuerdos, exclamaron, ¡Basta ya! ¡Vete si es lo que quieres!

El cielo seguía brillando, con mucho calor que ofrecer, hasta las calles pedían guerra, pero tú no, tu tenias la mirada allí, a donde tu color ya no se veía, decías ser valiente, (pero solo de boquita), aparentabas tener esa tranquilidad que solo salía cuando te dolía en contra de tu voluntad y ya no te servía, pero conseguiste parecer fiel y sobre todo paciente, y al final lo lograste, conseguiste quedarme sin nada,  con mi hígado como único refugio amigo ,el único capaz en ese momento de aguantar para bien o para mal mis mil noches y mis mil días ahora ya sin ti, mi alma.

Exacto, mi alma, me refería a mi dichosa alma, esa que a otros se la roban, esa que otros pierden y sin embargo, esa que a mí me había abandonado.

Y diréis que estoy loco (nada nuevo por cierto) pero no me siento tan vacío, de vez en cuando me cojo algún "catarro", camino torcido o simplemente tengo una mano más fría que la otra, pero ya me da igual, se que algún día ella me extrañará y cuando vuelva aquí, yo más feliz que nunca seré, o al menos eso me haré creer.

En verdad, como tal no quedan almas en las calles, no os engañéis, no hay colores, solo es lo que imagináis ver, en verdad estamos a oscuras, son tierras y calles sin patria, sin caricias, sin dueños ni cielos donde morir agusto, sin nada nuevo dentro de nuestros preciados sueños.

Veo y lo que es aún peor, siento como avanzan y crecen esos amaneceres de realidades demasiado crudas, donde caer en pie y caminar es demasiado difícil para gente torpe y descoordinada como yo, pero tampoco queda fuego, ni tormentas que se lleven el calor, ni realidades de sueños no tan soñados, por eso sigo perdido en mi interior, no puedo comprender, sin antes entender el porqué, ese que como un tonto otra vez, me pregunté.

Tampoco puedo entender ni comprender porque voy buscando caminos que me devuelvan el juicio, y no los encuentro, tengo dos mil quinientas dieciséis dudas, y como el primer día, sigo sin borrar ni una de la lista, es demasiado jodido tirar hacia delante y menos si no sabes dónde colocar el pie para avanzar.


En verdad, a medida que ahogo mis penas en este "papel", lo confieso, te extraño, mi alma.


¿Solo?, ¿contigo?, o ¿sigo conmigo?, mis ojos siguen cubiertos y  nada se ha convertido en todo, y nada hace sentirme más vivo, por eso avanzo, sigo a contracorriente con  ese  telón del tiempo de por medio, ese que se tendría que levantar con el esfuerzo ya sufrido, pero que mi vida sigue sin dar por vencido. ¡Maldito tiempo, me condenas!

Deje de escuchar la voz de quien en el fondo me odiaba, de quien no me aportaba, de vosotros carroña que sin razón mes a mes me jedéis desde la cabeza a los torpes pies.

Seré fuerte y romperé de una vez, el muro que me separa de ese diablo que enterró mi razón y ennegreció mi corazón. Por eso aquí y ahora escribo en este papel en soledad mundos enteros, que quiero que existan porque jamás existieron.

El amor que he encontrado y ya he olvidado cuando estaba dentro de ti, ahora es el que viene a mí, cuando estaba aquí (¿o era allí?), solo estaba fuera de mi, mis emociones convertidas en risas malparidas, te dicen ¡hasta aquí!

Personas extrañas las que me destruyeron con o sin tu ayuda, dichosa alma que ahora con calma te digo que te quiero, pero no aquí, sino allí, allí donde te den refugio, donde te den ya sin mí, una buena  vida dentro de una cama sin ti, mi dama.


Hundido en mí, como aquella noche sin tu piel, 
nuestras miradas ocultando dolor, tiempo pasado, rostro de traición. . .


Mis virtudes, tus defectos, y ambos seguimos hablando de esto encima de tu cama y como no,  seguimos despiertos.


miércoles, 18 de enero de 2012

*Solo mía...* Vida precisa, preciosa y preciada.

Contare mi vida, no como me han enseñado, sino como yo he aprendido, como he ido aprendiendo, con el ensayo error, con mis defectos y mis talentos. . . 

Comenzaré poniendo las cosas en su lugar, donde están, donde yo se que están, pero la gente que me (des) conoce intenta descolocar.

Tengo multitud de amigos y unos pocos de esos que llaman enemigos, todos y cada uno de ellos cuentan mil historias sobre mí, yo aun sigo en la primera, intentando comprender como me he podido convertir esa persona a ojos de los demás. 

Empiezo a pasar la bayeta sobre suelo ya mojado, sobre suelo para mi, después de esto, exterminado.

Como aceite entre los dedos, lo que digáis me resbala, no es mi necesidad, es vuestro vicio por lo que han dicho, lo que queréis que sea mi precipicio. 

Vosotros sois, yo soy y seguiré siendo, pero vosotros no, solo seréis meros recuerdos no recordados. Siempre seréis aquellos interesados, seréis esos corazones contenedores vacíos de razones.

Vivís de lo ajeno, todo ello sin sustento, intentáis, pero solo eso intentáis esconder eso que os come, que os constriñe, que os azuza como la peor de las tormentas, esa envidia, esa que os hace ser más de lo que no sois y menos de lo que jamás seréis.

Soy feliz, lo reconozco, al menos viviendo así, día a día con mi desliz que ahora ya ha cogido forma de un infantil regaliz. . . 

Pero sigo con vosotros, los que seguís siendo unos ignorantes, donantes de falsas historias, aquellas que son vendidas con grandes mentiras, cada día que decías que decían o decías algo de decir, y bla bla bla y bla todos ellos sin contradecir tus malditas palabrerías. . . 

¡Callaos ya!

Mientras tanto yo, sigo siendo el mismo, el que todo mira, el que analiza cada detalle, cada mirada, el que se asegura las sonrisas aunque muchas veces no encuentre respuesta, sigo siendo el que guarda la locura, esa locura que se suele invertir en amores de una noche,  esas que terminan en un coche.

Esa locura invertida (en amores de una noche), sigue escondida, como mi chulería unida a mi maldad sin crueldad, la que fue escupida el maldito día que nacía.



Conseguí ser diplomado en personas y así todo creen que no valoro como el que más los sentimientos, pero soy el de las emociones fuertes y torpes, soy el que no deja espacio a la razón y así le va al corazón,  que funciona cuando quiere,  y ahora no es más que un loco diapasón. 

No te engañes, tu no me conoces, jamás me has palpado ni calado,  eres lo típico, lo que no quiero oír sin antes recibir, eres lo que sobra fuera y dentro de mí, eres miserable escoria, deja ya la maldita discordia. 

El el arco del triunfo entre mis piernas es por donde pasa lo que tú piensas.


Dedicado a la gente que dice conocerme y juzga y habla sin saber. Todos ellos saber que ni perdono ni olvido. 
A todos los demás, gracias por sonreír al haber leído esto. Sois grandes.

domingo, 15 de enero de 2012

Amplitud sin quietud.


La mirada intermitente regresa, joder como pesa, sigue luz entre la gente, esa que tanto añoro, esa que cuando agarrabas mi mano, como si el mundo se acabara, por cada segundo que respirábamos, no se apagaba.

Para mí siempre fuiste consciente, yo solo lo tenía en la mente, jamás supe sacarlo, y ahora que me veo con fuerzas de cambiar, de poder retomar sin tener miedo a romper y después remediar, veo otra vez aquellas promesas, esas que eran como plato sin mesa, como balda de despensa.

Noche tras noche miro al techo en la oscuridad y lo peor, es todo lo que veo, veo el blanco luminoso de esa cuadrada habitación, esa guarida donde las noches pasan, donde hadas  y sonrisas embalsamadas se esconden entre sabanas y prendas prestadas, solo con tal de olvidar aquellas horas junto a ti, aquellas horas tan rememoradas y de nuevo soñadas.

Pero como siempre mal y tarde, malditas noches trasnochadas.

Siempre fuimos los dos,  nunca supimos como lo hicimos, pero escapamos, y ahora que estoy aquí, solo quiero volver a ser feliz, no sé como volar con tal de poder acariciar esos labios al pasar.
Parece, a ojos de los típicos, que tú buscas  lo que quieres, pero no me tienes sino te detienes, se por una vez estación con andenes.

Que ya te digo desde aquí, que por mucho que condenes esas lagrimas que contienes,  no se convertirán en lo que tienes, sino en lo que realmente añoras y quieres, como todo lo que esta dentro de mis sienes.

No quiero volver a las patadas sin control, al roce por el dichoso alcohol, tampoco quiero tu dolor sin calor, tu rubor ni tu dichoso pudor, porque me siento sino, como en un contenedor.

Te vuelvo a ver y siento que sientes que a destiempo estas triste, noto que sentiste lo que fuiste, pero al no despedirte, me quede como piedra del destino, como mañanas sin cielo, volví a aquellas noches de frio infierno.

¿Extraño? ¿Siento?
Los incendios se apagaron, nuestro dios dejo de entendernos, caí en aquel pensamiento que era duro y feo como el cemento, nos convertimos en sacos llenos de trapos, y  ahora como no, sigo siendo el sapo.

Termino, y no por eso me voy, aunque este sin dinero, sigo entero, porque sé que lo mejor es esto, te esquivo, con motivo, aunque ahora de colores mis venas parecen verbenas, de nuevo mi cabeza sin ti no tiene belleza, solo tropieza pero yo sigo haciendo limpieza.

Bajo las manchas del tiempo, los sentimientos desaparecen. 
Eres otra persona más, y yo todavía sigo aquí.


jueves, 12 de enero de 2012

Put the words in right order please.

En los jueves amargos los recuerdos ondean, como el que rema sin remos, como tu mal en mi tendal, como tus desencantos tronados, como tus gruñidos, maullidos y demás sonidos.

Obviaras fuera, sentirás dentro, mientras tanto yo arrancaré mis ojos,¿ y tú? Tú seguirás del revés, en mundos paralelos, temblarás por mí, como hacías por él, pero no lo conseguirás, solo intentarás.

Al final desesperarás, porque lo que hubo conmigo habrá, pero todo ya quebrará.

Como no, me largué; no llamé ni tan siquiera lo intenté, simplemente amueblé tremendas lloreras, aunque fuera con recuerdos, sin arte, pero con”verso”.

Odiaba tu calor, tu mi sudor; terminó por irse el después, pero, ¿porqué? No lo sé, serán… mis pies.

Fue condena de días, fueron torres a cincel, porque ahora ya devastas y miras, y  el conmigo fue contigo, y el sin ti ya no es sin mí. No es nada sin nadie. No es “y viceversa” princesa de fresa.

Silencio, ella no está, al fin sola detendrá, porque la contingencia contenida en años pretendida no se valida a estas alturas de la vida mala “amiga”.

La libertad es tu cruzada, tu carrera pegada, como pies sin plomo y como viernes sin cromo.

“Que tu corazón siempre esté alegre, que tu canción sea siempre cantada…” 



lunes, 9 de enero de 2012

*Enero perecedero sin dinero en el sombrero . . . *

Sigue siendo lunes, el primer lunes real del año, ese lunes de esfuerzos, de retos, de promesas, el principio de lo que dentro de unos meses será final.

Tienes las ganas en otro lugar, tu mente se evade en cualquier rincón, tu mirada se pierde entre la diminuta clase que solo tiene palabras y ruidos rutinarios. Escapas a tu mundo.

Allí te reinventas, es allí donde nada es mejor ni peor, allí donde el frío es fuego y el calor se convierte en los esperados incendios de nieve. Notas como tus ojos se abren cada vez más y tu frente siente al aire de poniente, pero de pronto vuelves a tropezar, vuelves a recordar que tu sitio no es ese, que tu lugar es el de la desdicha y el rencor, el lugar de los rumores y los temores. Allí donde nadie consigue escapar ni por un segundo de lo que se llama vida.

Cada sonrisa en ese lugar, son tres millones de lagrimas recorriendo tus curvados y sonrojados pómulos, cada escalofrío por esa tersa piel, son cien mil caricias no recibidas y por más que convences a tu co-"razón" de buscar motivos para hacerse fuerte, menos ganas encuentras fuera y dentro de ti.

Quiero tu abrazo suicida, aunque sepa que es mentira y me cueste la vida. "Rulo"

Creado, formado y desarrollado por el día a día, por el que dirán, por cada movimiento, cada parpadeo, todo por llegar a esa cumbre, a esa cima, a ese "reconocimiento" moral, que exento de locuras de fin de semana y de noches sin manta, hacen que consciente del peligro que corres, logres encontrar la meta en aquella guarida de tu ser, de tu parte impulsora de deseo. No hay mas por lo que luchar sino partes de la base, de tu base, esa a la cual has llegado exhausto, desconcertado y sin mucho interés.

Las cosas tendrían que salir solas, por inercia, sin pensar antes el que o el como, pero ya te es imposible, te has vuelto un títere en manos de ti mismo, de tu consciente, el  que ha  olvidado el inconsciente y por el camino te ha olvidado a ti, se ha tragado el ego en un intento de madurez exprés, pero nada cambia lo ahora ya establecido, lo ahora vivido. Simplemente eres tú. 

Me has hecho mas fuerte con tu sonrisa, me has vuelto mas loco con tu brillo de ojos y has llenado de vida mi anti-vida con tus abrazos suicidas.


No me sirven las convicciones, las niñerías y menos aún lo radical, necesitas el do de pecho, necesitas más que nunca el yo, mi, me, contigo.

lunes, 2 de enero de 2012

No soy, jamás seré. *Bonjour 2012*

La torpeza y pasividad aguda de algunas personas llega a veces a tal extremo que hasta una mente torpe como la mía no llega a entender cosas de tal alcance emocional.
Por mucho que me lo griten, escupan o intenten sistematizar por medio de sms, whatsapp o carta certificada, no lo llego a comprender.
Yo siempre fuí, y creo que sigo siendo de las personas que lo arreglan con el boca a boca, con el bis a bis, con la palabra como única arma de por medio.
¿Dónde me he metido? me pregunto cada vez que mi mente vuelve a recordar todo lo que me acecha desde que te conocí.

Me siento un pingüino en medio del "bar". . . 


Yo solo quiero encontrar un refugio en la tormenta, no quiero joder vidas, y menos vidas ajenas, menos aun machacar más esta "ruleta" de emociones que dia tras dia nos codena a la no-sonrisa.


Quiero que no se hundan mis sentimientos en el fondo del temeroso océano, no quiero cien años de soledad....
Necesito un año en el que no haya suerte, que solo exista equidad, que la vida me trate como a veces quise tratarla yo a ella. Necesidad limitada por la desdicha y la rutina. No puedo más.

Puede que sea un tirado, un "cualquiera", que duerma poco, que algún día desaparezca y nadie pregunte por mí (y ese día no me encontraran), pero yo también merezco vivir, sentir y porque no,  alguna vez que otra huir.
Puede que me busque malas compañías en todo, pero luego son las que más adoro y al final con las que mejor me siento. En el fondo no se vivir conmigo, ni con nadie, solo me he acostumbrado a vivir el momento y  esto ha llegado al tope, a lo máximo,  al odioso "the end", a algo que ya no tengo el valor suficiente ni la fuerza para revivir ni tan siquiera para volver a contar.
Tantas veces que he entrado al trapo, al final me ha jugado malas pasadas y en el fondo me revienta que todas las repercusiones han jugado con sentimientos ajenos y eso es algo imperdonable para alguien que siente que los sentimientos son como una vida, tan frágiles y tan etéreos, que como hinques mucho el dedo se pudren y se convierten en polvo, ese polvo que jamás resucitará.

Quiero salir de aquí, salvadme por favor, de esta lluvia de codazos, y de estos abrazos sin amor. . .


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